Dar tiempo al tiempo





Siguen allí, aguardando. No se las adora ni aborrece, se las inmortaliza, se las atañe, nada más, sólo eso. Ellas almacenan sus difuntos, aguardan un día de ecuanimidad, distintivos recordatorios esplendentes, monumentos insanos que las hagan sentir merecedoras y no coautoras.
Hay quienes opinan, y quienes saben, y quienes indican:
es ésto cuanto trascenderá. Para mí, sólo será falsa tarea de pequeños individuos.