El viaje de la ausencia




En la epifanía de un mundo carente de miradas
aparecen paisajes, algunos perfectos, otros humanos.
Deberíamos atrevernos a reconocer lo real,
aquello que nunca hemos deseado por molesto.
Y molesta y avasallante es la imagen de la infelicidad
de los ojos incorpóreos.
Deberíamos saber recorrer todos los caminos al mismo tiempo.
Caminar, sintiendo cada uno de esos cuerpos
porque hay demasiado por descubrir en cada vuelo.